martes, 13 de diciembre de 2011

Sonrisa, espejo del alma...






Lo que somos, por qué no llamarle alma? es lo único auténtico y esencial. Lejos de los bienes, los títulos, el estatus y todo lo demás... La sonrisa natural, sin más, nos engrandece ese alma que somos, y la verdad es que la usamos muy poco. "Sonreiros los unos a los otros, sonríe a tu mujer, a tu marido; sonreid a vuestros hijos,sonreid sin que os importe a quién, y eso ayudará a que crezca vuestro amor por el otro" (Palabras de la Madre Teresa de Calcuta). Cuando alguien está mal, recibir una sonrisa, aún de un desconocido, es medicina rápida y eficaz. Sonreir para acercarnos, para alegrar y alegrarnos, para transmitir esa energía que llevamos dentro, para pacificar, para calmar, para que confíen e nosotros. Cuesta tan poco... A veces, lo que construimos a lo largo de la vida, no hace sino alejarnos de los demás. La sonrisa nos acerca, nos transforma en ese ser que llegó al mundo desnudo, sin nada más que su alma. Los bebés sonríen muy pronto, y crean una comunicación especial con los adultos, sin que les haga falta saber hablar. La magia de dos almas que sonríen provoca fuego, como en "Agua para chocolate" lo provoca la pasión. ¿Era en ese libro?, creo que sí.

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