La realidad supera la ficción

Preciosos ojos los de los ángeles

Como si de una película de terror se tratara, sentimos escalofríos viendo en el telediario, que al parecer, los niños desaparecidos en Córdoba, fueron asesinados por su padre y quemados en una hoguera.

Las imágenes escabrosas no faltan, los restos del fuego han dejado pequeños dientes y huesecitos infantiles que nos muestran en primer plano.

El padre de los menores planta cara en los interrogatorios de policías y jueces y dice que no sabe de qué le están hablando. Que sus hijos se le extraviaron.

Los padres del supuesto asesino, callan y lloran, teniendo en cuenta que la hoguera se realizó en su propia casa.

Diez meses de incertidumbre para una madre que no tendrá paz mientras viva. Y será muy justo que no perdone, que odie, que desee lo peor para el asesino de sus hijos, padre de los mismos y exmarido suyo.

Una trama espeluznante con un final tan trágico que pone el vello de punta.

Voces que claman cadena perpetua para el sujeto, manifestaciones cargadas de emoción, velas y peluches.

Realidad digna de de un film para no verlo solos en casa.

Historia escrita con renglones torcidos, llenos de rencor y odio hacia quien un día tal vez se amó.

La complejidad de la mente humana es la que hace que la realidad supere a la ficción.

Si la muerte violenta siempre impresiona, cuánto más la de dos criaturas indefensas y además ¡a manos de su padre!.

Allí donde descansen sus almas, que lo hagan en paz.