¡Bufff!

Esto es demasiado, digo lo que "necesitamos", y lo entrecomillo, porque en realidad, seguro que no necesitamos ni el diez por ciento de lo que creemos que necesitamos... Parece un trabalenguas, pero es la forma más clara de explicarlo.

Cuatro días de vacaciones, uno, dos, tres y cuatro. Nada más. Ropa de poco abrigo, de mucho, de mediano, por si acaso, que no se puede uno fiar del tiempo...Chubasqueros y paraguas, no vaya a ser que llueva... Zapatillas de deporte, chanclas, zapatos, botas de agua... Balones y palas, libros y cuadernos de deberes... Ipad, Iphone, portátiles, mucha ropa interior, toallas, mochilas para excursión y bolsos de paseo... Útiles variados de aseo y cosmética.... Libros de lectura, gafas de sol, de ver de lejos, de cerca... Medicinas, que nunca se sabe con el cambio de aguas y los catarros... El perro y sus útiles, el gato y los suyos, comida por si acaso.... Y.....

Así que la pereza me rezuma por los poros cuando llegan estas fechas. Por mí, en casita y a ver procesiones. Pero ya se sabe que los padres tenemos que templar gaitas, y los hijos tienen ganas de salir... Y los míos, no por su cuenta...

Supongo que el día, ojalá sea muy lejano, en el que pueda hacer lo que me de la gana, echaré en falta estos trajines, pero hoy por hoy, me quejo de ellos.

De todos modos, me pregunto ¿No disfrutaríamos igual si sólo nos lleváramos lo puesto y poquito más?... Se podía probar e igual resultaba, porque os confieso que no hemos utilizado casi nada de lo que llevamos.

Lectura, paseos, amaneceres contemplando el Mediterráneo y atardeceres entre los pinos y las jaras. Eso es todo, nada más y nada menos. En compañía, lo fundamental.