Levar anclas

Anclados en el miedo, en el ingrato recuerdo o en el futuro incierto, no avanzamos. Estos pesan tanto, que no nos dejan movernos.

Y es por supuesto complicado apartarlos de nuestra esencia, de la que nos mantiene cerca de la niñez... La sencillez, la ingenuidad, la bondad, el candor, la risa cantarina, la sinceridad.

Pero ¿existe algo que realmente merezca la pena y que no sea difícil conseguir?. Los escalones se suben a base de esfuerzo, de voluntad, de paciencia. Y luego llega la recompensa.

 Después de haber sudado la camiseta y el alma, conseguir levar anclas y salir del estancamiento...

Los pensamientos negativos "No sé qué hacer" "No puedo más" "Todo me sale mal" "Tengo ganas de dormirme y no despertarme" se anclan profundamente en nuestro interior. Tanto, que pueden llegar a materializarse.

Creo que no tenemos ni idea, o muy poca siendo honestos, de lo mucho que podemos llegar a conseguir con una mente positiva, con una aceptación de los hechos y las circunstancias, con pocas necesidades materiales, irradiando amor, sembrando paz, limando asperezas, sólo con la esencia.

Cada uno con sus métodos. Porque no hay ninguno infalible, ni universal. Ni más rápido ni más seguro. Pero haberlos, los hay. Se trata de dejar fluir nuestra mente, que es muy poderosa, y nuestro corazón que es infinitamente intuitivo. Y seguir los consejos que nos dicten el uno y la otra.

En silencio, meditando. Sólos con nosotros mismos. Sin perturbación externa. Y tomar la medida más adecuada, para que los dos días que dura la vida, salgamos de la situación que nos produce la losa que aplasta, el ancla que impide el movimiento. Y los vivamos con la mayor alegría posible, esa que produce  aceptar como somos y las vicisitudes por las que nos ha tocado pasar.