"No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor". Santa Teresa de Calcuta.
Esto como si me pongo yo a hacer un guiso extraordinariamente complicado, cuando sé que poco más que huevos fritos y flan de cajita, soy capaz de hacer. Y ni siquiera lo considero una asignatura pendiente, porque no me gusta cocinar, ni tampoco intentarlo. Lo hago por pura y dura obligación, para no dejar morir de inanición a los que se sientan a la mesa que yo preparo.
Mejor ceñirse a las cosas pequeñas que podemos realizar. Y hacerlas bien. Que intentar cambiar el mundo a base de misiones imposibles, gran elocuencia y con pocos euros en el bolsillo.
El caso, es que hay multitud de cosillas de éstas, que a mí me parecen posibles, y las hago. Como recoger ropa usada, lavarla, plancharla, repasarla y luego regalarla.
Tengo un trastero que no da para más, la verdad.
Zapatos y zapatillas de todas las tallas, a los que sólo hay que llevarlos al zapatero remendón a poner unas tapas, y así, uno que no va descalzo. Ropas para bebés que van a nacer y que irán envueltos en una toalla hasta que se encuentran con una canastilla decente, mantas y mochilas para los críos de los campamentos de refugiados, cuadernos y cuentos, lápices y juguetes... En fin, un pequeño bazar. Pero os aseguro que todo tiene salida antes o después.
La gente que me proporciona las cosas, me dice "toma, para tus pobres" y yo pienso que no sé si debo tomarme la libertad de que sean un poquito míos, pero lo hago. Les cojo cariño y ellos a mí también.
Eso sí, reconozco que estas pequeñas, pequeñísimas cosas, que se pueden hacer por los demás, tienen un componente egoista, porque te producen tanta satisfacción, que merece la pena llevarlas a cabo.
Ah¡ Y por favor, que mis amigos y amigas cocineros blogueros, no se me enfaden. Que sepan que me vienen de maravilla sus maravillosos posts. Son un acierto para los que no atinamos nada en la cocina.
Esas pequeñas cosas, como dices, nacen de un gran corazón. Con tu generosidad y buen hacer llevas la ilusión a muchísima gente. Si todos aportásemos estas pequeñeces, el mundo sería un gran mundo.
ResponderEliminarBesitos, buena gente.
Nada es tan pequeño cuando el corazón es tan grande como el tuyo, querida amiga.
ResponderEliminarY así cada quien con su granito de arena, logra consolidar una gran montaña.
Loable labor, que afianza más mi cariño y admiración hacia ti.
Abrazos alados, de mi corazón al tuyo.
Una segunda madre de Calcuta eres tu¡¡¡¡
ResponderEliminarMe han emocionado tus letras...
Sigue así haciendo tanto bien¡¡¡
Un puñao besos y abrazos, con mucho cariño.
Las peque;as cosas son las que sumadas hcen grandes cosas...no creo en las grandiosas obras sino en el dia a dia, en esos detalles peque;ines que hacen el dia claro y hermoso.
ResponderEliminarTu nos regalas amor con tus posts.
besos
Si todos hicieramos las pequeñas cosas con mucha constancia, al poco tiempo ya estarían resolviéndose las grandes cosas. Me encantó tu post.
ResponderEliminarBesos.
p.d. Y yo cocinaría de día y de noche, todo el tiempo que fuera necesario con tal de no planchar, jajaja.
Que buen relato amiga me encanto yo siempre admiré mucho a la madre Calcuta me gustaba mucho leer lo que ella hacia y la encontraba tan viejita y tan capas, que lindo lo que has escrito amiga me gusto mucho tienes un corazón tan lindo que te imagino siempre a portando tu granito de arena, que uno a uno se convierte en una montaña, gracias por compartir tus hermosas letras.
ResponderEliminarUn abrazo y muchos cariños que tengas lindos sueños, hasta pronto, querida amiga.
Las llamas cosas pequeñas, pero para quienes las reciben puede significar un mundo de diferencia.
ResponderEliminarEl mar se forma de gotas, estoy convencida..(y por eso te mando unos humildes aplausos a donde sea).
ResponderEliminarUn abrazo
Cada uno a de aportar su grano, así se formo la playa. Aunque algunos como esa "pequeña mujer" aporto alguna de mas.
ResponderEliminarImagino la gente intentándolo!
Besos!
Yo también prefiero la cocina sencilla, y hacer lo que yo pueda antes que exigir a los otros soluciones. Un beso.
ResponderEliminarCampanilla, mi admiración por tu persona ha crecido varios enteros, por tu carácter altruista y desprendido. ¿pequeñas cosas? Cuando se esta arto de comer un plato de lentejas (hablado de cocina) hay veces que lo despreciamos, pero para el que tiene hambruna puede salvar su vida.
ResponderEliminarEhhh, diplomacia con los cocineros.
Un abrazo
Hola Campanilla!
ResponderEliminarSi toda la gente se sumara a hacer ese tipo de "pequeñas cosas" el mundo sería un lugar de paz, amor, solidaridad y tolerancia.
Felicitaciones por tan bella tarea que realizas...
Beso grande!
RoB
Cuánto tenemos que aprender de ti Campanilla, por eso entro en tu blog, porque me ayudas a mejorar. Mil gracias amiga. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Tienes un gran corazón
ResponderEliminary tus palabras son dulces como la miel,
me gusta caminar contigo,
un besazo
Olé por ese tu componente egoísta.
ResponderEliminarCapeau.
Muchos besos con aleteo.
Bueno, he querido poner "Chapeau" ¿por qué me las tendré que dar siempre de fina?...
ResponderEliminarMil perdones.
Te confieso algo? yo mi ropa usada la regalo también, y el pan que no comemos se lo damos a una vecina para sus pajarillos *-*
ResponderEliminarRealmente para ti la vida sí es bella.
ResponderEliminar¡Salud es alegría, alegría es salud divina!