miércoles, 11 de abril de 2012

Ya no gateo, luego soy adulto







Qué difícil responder, tal vez imposible, cuando los niños te preguntan por qué están ahí las estrellas y qué pasa cuando te mueres...

Pero aunque sea más mal que bien, te las arreglas para aclarar, aún tan complicadas dudas, a esas mentes infantiles que absorben como una esponja todas tus respuestas.

La cosa se complica a medida que los niños se convierten en adolescentes, porque entonces todo argumento a sus preguntas, resulta reaccionario, pasado de moda, fuera de onda... Y no hay enciclopedia en la que consultar, porque en realidad quieren que les digas lo que ellos quieren oir.

Y todavía se pone el asunto más oscuro, cuando los ex adolescentes, convertidos en jóvenes que te dan sopas con onda en algunos temas, te piden consejo. Porque ya tienen una mente que les ofrece la posibilidad de ver a sus padres como alguien que les va a decir la verdad y nada más que la verdad, aunque duela.

El caso es que la experiencia que atesoras no es suficiente, porque cada persona tropieza en una piedra diferente. Porque cada ser humano es único, por mucho que se parezca a sus progenitores.

Y llegan las noches de insomnio. No sabes qué le va a hacer más feliz en la vida. Te atormenta aconsejarle mal.  Piensas y repiensas, evitas tener que decidir por él o por ella.

Les has guiado los gateos y los primeros pasos. Eso es fácil, pero ahora comienza la carrera de fondo, la que cada uno tiene que pensar por dónde la corre, cuánto descansa, a quién encuentra para recorrerla en compañía y cuál va a ser el medio de conseguir el sustento para no tener que detenerse.

La conclusión es que deben ser ellos mismos quienes tomen sus iniciativas. Intentar aconsejarles sin mediatizar, procurarles ánimos e ilusión para lanzarse a lo que desean. No cortar alas sino alargarlas. Y cuando las curvas vengan demasiado cerradas o el piso esté muy resbaladizo, tender, no una mano sino las dos, para ayudarles a seguir caminando.

Y que no cunda el pánico... Siempre intentar infundirles esa seguridad en sí mismos que todavía está por terminar de instalarse en sus jóvenes corazones.

20 comentarios:

  1. Campanilla, mis hijos ya son adultos y con sus respectivos trabajos. Lo más importante es estar ahí para escucharles; nunca me ha gustado dar consejos, ellos mismos han de ser responsables de sus hechos, así obre en su día y me ha ido bien.

    Ahora desarrollan el trabajo buscado y además por el ejemplo de sus padres son ellos mismos desde siempre.

    besos mil

    maite

    P.D. Vuelvo a estar inspírada.

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  2. Que palabras más ciertas mi querida amiga, cualquier persona que es padre o madre sabe que en algún momento tendrá que enfrentarse a esas situaciones que tan bien describes.
    "Hay dos legados perdurables que podemos transmitir a nuestros hijos: uno son raíces, el otro son alas." Me encanta esa frase! excelente entrada nos regalas para reflexionar, me ha gustado mucho. Besitos

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  3. Me gusta tu entrada Campanilla. Muchas veces la cuestión está en saber en qué momento empiezan a andar. Creemos que siguen gateando y resulta que ya son unos expertos "andadores". Lo que si está claro es que siempre debe imperar la libertad, pero vigilada y con una mano en el bolsillo por si necesitan rápidamente de ella.

    Besitos.

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  4. Es verdad, el amor y la preocupación de los padres es tan grande que aveces sin quererlo sobreprotegen demasiado a los hijos, por el temor de que les pueda ocurrir algo o puedan sufrir posteriormente ante un fracaso. Pero cometer errores es parte normal de la vida, y hasta necesaria, para crecer y madurar como personas.

    Por ende, fomentar la independencia y libertad en los hijos es primordial, motivarlos a que tomen sus propias iniciativas y decisiones, guiándolos, pero sin pretender interferir en sus decisiones, hará que poco a poco se sientan seguros de si mismos y sean unos guerreros en todos los aspectos de sus vidas.

    Abrazos alados, Campanilla.

    Un enorme alegría volver a leerte.

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  5. la vida ES BELLA!!! ella,no tiene la culpa,de lo que hacemos nos, con ella!
    MUY MUY BELLO,POEMA!!!!GRACIAS
    lidia-la escriba

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  6. Amiga no olvides pasar por tu regalito!
    http://regalosdeamistad.blogspot.com/2012/03/premio-question-it-de-princesa-gitana.html

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  7. Hola, Campanilla. Muy buena reflexión. Ya sabemos que la mejor educación no es aquella que traspasamos de nuestra experiencia sino la que ayudamos a los hijos (y a otros) a sacarla de su interior, para que ellos le den raíces, la hagan crecer y den frutos. Nosotros apenas podríamos darle agua y sol. Por cierto, lo mejor o peor para nosotros no es necesariamente lo mejor o lo peor para ellos. Abrazos.

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  8. Cada uno tenemos nuestro camino y la experiencia que podamos atesorar es distinta en cada caso. Tu les muestras el camino pero ellos tienen que decidir que ruta deben tomar y en que piedra han de tropezar.
    Bello escrito.
    un besote de sabores

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  9. Campanilla,te vuelvo a felicitar porque este tema es super interesante y así lo veo!!!Pero te digo que graciasss por ponernos temas así tan interesantes,eres ÚNICA AMIGA!!!!Un Besote

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  10. A mí me cuesta un gran esfuerzo dejar que tomen sus propias decisiones. A veces me piden que decida yo y tengo que negarme porque sé que de esa manera no les ayuda a madurar. Un beso.

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  11. Si los hijos nunca dejaran de gatear...eso no seria problema...el problema, y también la alegría de una madurez, esta cuando caminan por la vida solos...aunque nunca suelten la mano de su madre...
    Por mayores que sean, no dejaran de ser lo suficientemente pequeños para necesitarte...¡Cuantas noches en vela esperando su llegada...¡¡¡ ¡Cuantas lagrimas derramadas con los primeros amores
    fallidos...¡¡¡ ¡Cuantas horas de teléfono cuando se van lejos...¡¡¡
    En fin, no se si me he ido por las ramas porque tu escrito me llega muy de cerca y muy hondo...solo tengo ¡siete¡ hijos... con sus gateos, adolescencias y madurez....
    Sigue escribiendo así, cariño.
    Un besote grande.

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  12. Qué buena entrada!!!

    Cuando crecen solo puedes estar a sus lado y sugerir, aconsejar no es demasiado aconsejable, precisamente por lo que dices, que, ellos haran lo que crean...solo su propia expereincia les hará rectificar si se equivocan...asi omos los humanos. Pero eso no quita que nuestro corazón susfra por lo que más queremos.

    Un abrazo

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  13. A los niños siempre hay que hablarles clarito, que lo entienden perfectamente y aunque el tema pueda resultar duro, debemos maquillarlo pero nunca engañarlos. Lo agradecerán en el futuro.

    Interesante entrada, amiga.

    Un beso

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  14. Cuando mi hijo era un niño, siempre me preguntaban: ¿que quieres que sea el cuando grande? Que sea un buen hombre, que elija con libertad. Y me dedique a darle un gran colchón de contención, amor y respetar sus opiniones y contarle mis pensamientos de lo que me parece bien y mal dándole el espacio para reflexionar a su tiempo y respetando sus ideas... Hoy soy una madre plenamente orgullosa y el es un joven alegre, feliz. Ojala siga así.

    Un gran abrazo.

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  15. Difícil tarea para los padres criar hijos felices creo que no siempre se logra, un gran texto, muy verdadero y necesario es un placer leerte, gracias por tu visita, y siento en verdad que hayas llegado a mi blog en estos duros momentos para mi vida, pero no importa igual te seguiré visitando para leerte quien sabe si a lo mejor vuelva a escribir, aunque es muy difícil porque no me gusta escribir cosas triste, y por ahora solo hay tristeza en mi corazón.

    Un gran abrazo que estés muy bien fue un gran placer conocer tu hermoso blog.

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  16. Campanilla qué sabias tus palabras, alargarles las alas es lo que podemos hacer mientras son pequeños, pero cuando ya son jòvenes debemos dejarles volar...y esperar que sepan tomar las decisiones acertadas. Es cierto que, al menos en mi caso, en la màs tierna infancia, nos llenaban de preguntas sobre cualquier cosa que nosotros nos afanàbamos en responder. Pero segùn se van haciendo mayores, las preguntas de ellos van disminuyendo, y aumentan las nuestras...
    Nos consuela saber que al menos hemos intentado darles lo mejor en afecto y formaciòn.
    Qué placer es leerte siempre Campanilla, estarìa toda la mañana por aquì revoloteando entre tus flores.
    Te mando un alado abrazo veneciano, de nuevo
    Chusa

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  17. Mi mamá dice que hay que usar cadenas de seda, con la suficiente elasticidad para dejar volar pero con la suficiente resistencia para traer de nuevo cuando la dirección no es la correcta.
    Pero como dices, que no cunda el pánico. La serenidad es a veces la mejor compañera para ver las cosas en su verdadera dimensión.

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  18. El mío aún es jovencito.
    Lo veo hacer, y a menudo me veo a mí entonces.
    Espero que sea feliz.
    Sólo eso.

    Besos.

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