Emociones tóxicas

Gracias a la vida... por haber encontrado gente maravillosa a través de este blog

No saber conducir las emociones inteligentemente, es un fracaso determinante para no conseguir la felicidad.

Quien se desespera, se angustia, se aturde, por hechos cotidianos que no llegan a ser problemas, sólo incidentes, lo tiene muy mal. Está condenado de por vida a ser desdichado e incluso a hacer infelices a los que le rodean.

El exceso de susceptibilidad: No me quieren, me insultan, me miran mal... que a veces no es más que un superego que espera siempre que los demás le agradezcan, le tengan en  cuenta, le alaben...

La baja autoestima: Saber, en su fuero interno, que tienen que ponerse de puntillas a todas horas para aparentar....

La envidia: Soy el mejor, no permito que nadie me haga sombra...

La falta de asertividad: La verdad la tengo yo, no me pongo en el lugar del otro ni harto de vino...

Un cóctel explosivo que quien lo posee, cae gordo a casi todos, sufre hasta por lo más nimio, se siente acosado, se deprime por lo más ridículo.

¿Falta de madurez? ¿Vacío existencial?. Ante todo rabia por todo y por todos los que no le hacen la ola, los que no piensan lo mismo que él, los que lejos de demagogias baratas, aman al prójimo...

¿Intolerancia? ¿Rencor? ¿A Dios rogando y con el mazo dando?. Yo, Mi, Me, Conmigo y después a Misa.

Huyen de todo lo que les pueda salpicar y ensuciar: La pobreza, la injusticia social, el compromiso. Juzgan todo lo que "está mal": Otras religiones, otras culturas, otros colores, otros pensamientos politicos...

Se erigen en portadores de valores únicos, responsables y que creen que les asegurarán la vida eterna.

Son esos que en vez de apoyarla en su pesar, señalan con el dedo a la mujer que aborta. Los que besan las manos obispales y se apartan de las que tienen roña. Los que no le dan una oportunidad a nadie que "no se la merezca".

Pero, aunque digan que duermen bien, no les creo, porque son desconfiados hasta de su propia sombra.

Cree el ladrón que todos son de su condición.

Y para no tener resentimiento y seguir buscando la felicidad por mis métodos, que no son los mejores, pero no me funcionan mal, voy a conducir mis emociones inteligentemente y a no apreciar, en lugar de despreciar a estos individuos prepotentes.

Hay que rodearse de personas medicina y huir de  personas tóxicas, que, aunque pocas,  como las bruixas, las hay.