Los cipreses no me gustan.
Les he descubierto ojos entre las ramas, ojos de esos que miran sin ser vistos.
Es genético el gusto que tienen por vivir alineados en los paseos de los camposantos.
Erguidos y morbosos contemplan con cinismo a los acompañantes de los entierros, como si conocieran la fecha en la que éstos serán los protagonistas.
Su única misión es esperar...
Y esperan pacientemente, viendo crecer la hierba entre las separaciones de las tumbas, cubrirse de musgo las lápidas orientadas al norte y ennegrecerse los grandes ángeles custodios, que ya se han quedado sin ocupación.
Son resistentes.
No les daña el Sol ni la lluvia escasa. Acaso les moleste el viento, pero lo soportan con el estoicismo propio de su especie.
Los cipreses no me gustan. Como no me gustan las personas que me los recuerdan. Y las hay.
Las que esconden los ojos cuando te hablan, las que te vigilan sin ser vistas, las que son capaces de aguantar todo el tiempo que haga falta, hasta que ven pasar tu cadáver.
Es muy duro para los cipreses que otro árbol les haga sombra.
Para bien o para mal, de aquellos cipreses nunca faltan, abundan por todas partes, y como rudos que son, no les afecta nada.
ResponderEliminarTal vez la única forma de esquivarlos es ignorarlos por completo, creo que es lo único que los debilita.
La envidia y el rencor son los males más nocivos para el alma, a la larga terminar por envenenarla y auto-destruirla.
Muy reflexivas letras, amiguita Campanilla!
Mi abrazo de alitas.
No son agradables.al menos para mi.
ResponderEliminarPero creo que los seres envidiosos mueren de su propia envidia al ver la luz en los envidiados.
Cariños
JAJAJAJA esto de los cipreses me trajo recuerdo de mi niñees, a mi tampoco me gustan, pero no por lo de los cementerio,porque la verdad es que no los eh visto ahí sino que cuando niña en casa de mi abuela en el patio había uno y siempre que yo lo miraba veía vichos a los cuales yo les tenía mucho miedo, de ahí que no me gustan, en cuanto a la envidia la verdad es que nunca eh entendido eso de envidiar, para mi hay muchas formas de desmostar, que alguien no los agrada, fue un placer leerte amiga muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarBesitos de luz feliz semana querida amiga.
Por algo dirán que son tristes.
ResponderEliminarHoy está fuerte Campanilla, pobres cipreses, quizá no seanbellos, pero no me desagradan, precisamente por resistentes. Y los envidiosos, qué pobreza tan enorme tienen. Si algunos de ellos te recuerdan los cipreses, entonces te comprendo perfectamente.
ResponderEliminarMuchos besos, amiga!!
si su mision es esperar el nuestro cual es??
ResponderEliminarsera tambien asi
pero sana envidia en todo caso si sabe esperar el momento ooportuno
Yo creo, que la maldad de algunas personas ni llegan a asemejarse jamas a cualquier especie que la naturaleza nos presenta. Pero entiendo tu metáfora, y si, a mi tampoco me gusta la gente que no te mira a los ojos mientras te dice algo, o te observa a escondida.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Hay demasiados cipreses en el mundo, dogmáticos, frios, resistentes...pero ¡sabes? no me gustan, pero me dan pena...
ResponderEliminarBesos
En el claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Hay un ciprés solitario, viejo y enfermo, si tiene ojos ya no ven a quien los mira, aunque escucha los maitines cada día en las voces de los monjes que lo cuidan. Ya no se merecería el soneto de Gerardo Diego que le escribió cuando se estiraba orgulloso hacia el cielo. Pero tampoco se merece el desprecio, pues este ciprés, nada tiene que ver con los muertos.
ResponderEliminarbssoss
Se acostumbra uno antes a la compañía de los cipreses, aunque no le gusten (como a ti) que a la de esos envidiosos que tan bien has descrito y que no dejan de tener un cierto parecido con los cipreses al ser las sombras de ambos alargadas.
ResponderEliminarSerá casualidad, o no, pero esta semana he abierto un nuevo blog y quería comunicártelo, pero como tiene algo que ver con esta entrada tuya (por el lugar en que generalmente se encuentran los cipreses) no sé si será del todo de tu agrado. pero yo te lo digo. Allá tú si me visitas...
Un beso
Hola amiga gracias por tu agradable compañía que tengas un hermoso fin de semana. Besitos de luz que seas feliz.
ResponderEliminarHoy me he levantado
con el firme propósito
de dar gracias a Dios,
por permitirme conocer
a personas tan maravillosas
como lo eres tú.
Un fuerte
y excepcional abrazo,
para recibir el fin de semana
con radiante alegría,
de parte de esta
tú incondicional amiga.
Atte.
María Del Carmen
Lo malo es que en ocasiones, las personas parecemos cipreses. Me ha gustado mucho tu entrada Campanilla. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderEliminarA veces, ni siquiera es cierto que les hagan sombra. Hay lugar para tod@s. Jamás se saciarán en ese querer sobresalir al precio que sea...Están abonados con el rencor, la traición, la maldad ..Quienes más me llaman la atención son aquellos que están muy cerca, vampirizando, pidiendo ayuda en cualquier cosa que alguien sepa o tenga. Una vez conseguido se vuelve, sin razón que lo justique en un enemigo que no cesa de utilizar cualquier medio, persona o cosa para destrozar.
ResponderEliminarAbrazos, Campanilla
Excelente escrito, me recordaste nada menos que al Gran Borges...
ResponderEliminarAbrazos
Isaac